Radio Amishar

21 de enero de 2013

¿Tienes valor o tienes precio?


Por Hector Teme
Una famosa tarjeta de crédito basa toda su publicidad en diferentes situaciones que no tienen precio, momentos inolvidables, donde las personas son una posibilidad para el otro, y donde los valores básicos son la fuente de la vida. Y dice: “hay ciertas cosas en la vida que no se pueden comprar, para el resto tenemos…” y mencionan la tarjeta.
La pregunta de esta semana es: ¿Soy de aquellas personas que vivo mi vida alimentando mis valores o que puedo ser comprado por cualquiera o cualquier situación? ¿Tienes valor o tienes precio? ¿Estoy alimentando mi vida de valor o solo busco tener aquello que puedo comprar o tiene precio?


Reflexionemos con valor…

En un tiempo del mundo donde la gran mayoría de los pensamientos que circulan por nuestra mente tienen que ver con precios e intercambio de cosas que con los valores de una vida íntegra. Donde todo tiene precio. Un mundo donde ves constantemente personas cambiar de opinión por dinero o por una posición.
Sé que rápidamente podrás chequear en diferentes dominios donde estás siendo “Valores” y donde estas teniendo “Un precio”.

El Ejemplo supremo de valor
Jesucristo fue tentado en el desierto por el adversario que intentó comprarlo por todos los medios. Le ofreció todo tipo de lujos, hasta que en un momento le ofreció todos los reinos de la tierra.
Lamentablemente conocemos hombres que solo por un lugarcito en el más minúsculo reino existente venderían su alma.
Sin embargo, Jesús, en todo momento contestó “Escrito Está”.
El había depositado su fé, su vida, su confianza, en la sagrada Palabra de Dios. ¿Ante la primer situación donde se te ofrece comprarte, estás dispuesto a decir “Escrito Está” o solo buscas negociar el mejor precio cueste lo que cueste y a pesar de todo? ¿Le has dedicado el suficiente tiempo a alimentar tu mente y alma con las escrituras como para no ser simplemente una mercancía fácilmente comprable?

Jesús transfirió su ejemplo de principios y valores

En un momento de la historia de la humanidad Jesús envió a 70 hombres que dejaban todo para ir a predicar el mensaje. Se acercó un joven que deseaba seguirlo, pero su precio era mayor que su valor. “Deja todo lo que tienes y sígueme”, dicen las escrituras que le dijo Jesús.
Lo estaba invitando a poner primero lo primero, a que nada ni nadie sea mas importante que su relación con Dios, a no poder ser comprado por las cosas de este mundo.
Pero él se fue triste porque tenía muchas posesiones. Todos sabemos que el no tenía posesiones sino que las posesiones lo tenían a él. Y su precio desde esta perspectiva era fácil de averiguar.
Hay personas que están mas comprometidas con el intercambio, con tener, con poseer. Otros están dispuestos a amar, a dar, a ser una posibilidad. Todo recipiente de agua que tiene entrada y no tiene salida se pudre. Igual con aquellos que solo quieren recibir y tener.

Una historia de valores y precios
Cuentan las escrituras acerca de un hombre que llegó a la edad de veinticinco años a ser Rey. Una edad en donde todavía una persona no tiene suficiente experiencia pero si mucho ímpetu.
Su nombre era Amasías.
El reinó sobre Jerusalén y el trono de Judá. Estaba en guerra con sus vecinos así que decidió censar al pueblo y ver los que estaban listos para la guerra. Contó trescientos mil hombres listos pero no preparados como para ganar de manera contundente. Fue en ese instante que decidió contratar a cien mil guerreros valiente de Israel. Todos ellos muy profesionales pero con muy pocos principios. Valientes pero no de valor. Pago por los servicios de este ejército tres mil trescientos kilos de plata, toda una fortuna.
Pero un hombre de Dios fue a verlo y le dijo: Su Majestad, no permita que el ejército de Israel vaya con usted, porque el Señor no está con esos efraimitas. Si usted va con ellos, Dios lo derribará en la cara misma de sus enemigos aunque luche valerosamente, porque Dios tiene poder para ayudar y poder para derribar. (2 crónicas 25:7,8 NVI). Inmediatamente el le preguntó: ¿Qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que pagué al ejército de Israel? A lo que el hombre de Dios dijo: El Señor puede darle a usted mucho más que eso.

A veces estamos tan preocupados por el dinero que solo observamos la vida y nuestras decisiones a través de el. Pero siempre la respuesta es que si te armas de valor y confías en Dios, el puede darte mucho mas que todo el dinero que pensaste.
Entonces Amasías dio de baja a las tropas israelitas que habían llegado de Efraín, y las hizo regresar a su país.
Armándose de valor, Amasías guió al ejército hasta el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír. El ejército de Judá capturó vivos a otros diez mil. A éstos los hicieron subir a la cima de una roca, y desde allí los despeñaron. Todos murieron destrozados.(2 crónicas 25.11-12 NVI)

Podemos ser hombres y mujeres de valor y con valores

Amasías no tuvo precio en esta situación. Confió en Dios y se armó de valor. Imitemos a Amasias esta semana. Y que todo aquello que nos intenta cambiar la paz, todo aquello que quiere atacarnos, todo aquello que quiera comprarnos a costa de nuestros valores, sea despeñado desde la cima de mi confianza en El Todopoderoso.
En un mundo donde todo tiene precio podemos elegir ser hombres y mujeres de valor sabiendo que Dios es mas grande que toda posesión. Vivir una semana a su lado es mas grande que mil semanas alejados de El.

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